NUEVAS SENSACIONES PARA EL RECUERDO


Vivimos estos viajes como nunca antes

A mí, personalmente, siempre me gusta comprar libros de los lugares por los que transito. Grandes libros ilustrados con fotografías y dibujos, trufados de historias y leyendas. Libros que, en las tardes lluviosas de otoño, se convierten en una ventana por la que asomarse de nuevo a esos luminosos paisajes que quedaron atrás.

La vuelta debe ser a la vez final y principio. Un movimiento constante, santo y seña del turista que, sin haber terminado de lavar toda la ropa sucia que ha traído desde la otra parte del mundo, ya se encuentra buceando en las estanterías dedicadas a la literatura de viajes de su pequeña biblioteca.